Hay muchas veces que cuando hablas de una persona automáticamente piensas: "que cabronazo" o "ese es un hijo de puta" (sin que su madre tenga culpa de nada). Hay veces en las que directamente piensas: "no te mereces ni el apelativo de persona, cabrón".
Vas por la vida de guay y de chulo. Intentas llevarte bien con casi todo el mundo y la mayoría de las veces lo consigues, pero eso es únicamente la fachada. Lo peor viene cuando consigues hacerte con la confianza de las personas, gente que te llega a considerar como su amigo.
La gente que lee este blog sabe bien mi historia con el cáncer. Lo que no sabe es el motivo por el que yo he llegado a esta situación. La causa. El causante. Por tu puta culpa me vi en la situación de tener que luchar contra esta enfermedad que casi me cuesta la vida. Tu mientras tanto seguirías intentando estafar a alguien, con tu falsedad por delante.
Habrá gente que me conozca solamente por lo que escribo aquí, otros me conocerán en persona.
Mi historia con la empresa Azul&Blue (a lo mejor era otro color, no me acuerdo bien). empezó hace unos años, cuando conocí a mi novia en La Zubia.
Todo marchaba estupendamente y yo cada vez tenía más responsabilidad en la empresa. Tenía mi contrato fijo y mi sueldo (mediocre) mensual. Yo veía como cada mes me ibas pagando como podías, dado que yo veía que la empresa no daba para más.
Un día me enteré (en qué maldito momento) de que un local comercial propiedad de mi abuela, estaba disponible en pleno centro de Granada. Después de hablar con ella, nuestra empresa se trasladó a este nuevo local. También le alquilaste el piso que había justo encima del local.
A día de hoy mi abuela no ha visto ni un solo euro.
A mi me dejaste de pagar prácticamente al mismo tiempo que nos trasladamos a Granada. A pesar de que el negocio en el centro funcionaba mejor que en el pueblo. ¿Qué hacías con el dinero? Cervezas, juergas, comidas... Puede que algún otro lujo caro, estoy casi convencido. A mi desde luego, ni un mísero euro. Había días que tenía que sacar de la caja algún que otro billete para poder llenar la nevera.
Mi casero como es lógico, se cansó de la situación y me denunció por no pagar. Pero claro, ¿cómo le voy a pagar si tu, hijo de la gran puta, no me pagas a mi?
Siempre hubo problemas en la empresa con clientes insatisfechos. Siempre era yo el que daba la cara por la empresa (mi empresa) y por ti. Al final todos decían lo mismo: "el sinvergüenza es el dueño, el del tatuaje. El chico de las gafas no tiene nada que ver, él es muy apañado". El cabronazo del tatuaje.
Nos fuimos de vacaciones de verano con la esperanza y los planes de levantar la empresa a la vuelta. Grandes planes y grandes proyectos que queríamos poner en marcha. Por aquellos entonces yo ya empezaba a encontrarme regular. Después de tantos agobios con todo el mundo por no tener nunca dinero, la cosa empezaba a superarme.
A primeros de agosto fue cuando empezó mi odisea con la leucemia. Esa historia la tenéis en post anteriores de este mismo blog.
Durante mis estancias en el hospital, ni una sola llamada. Y ya estabas informado de que estaba ingresado y de lo que podía tener. Ni una sola llamada, ni un mísero mensaje.
Ha pasado el tiempo y yo ya tengo superada mi leucemia. Tengo un contrato esperando a que mi médico me de el alta laboral. Una empresa prometedora que realmente ha decido apostar por mi y en la que yo veo seguridad y todo lo que no veía en Verde&Green (creo que este tampoco era el color).
Hoy me he cruzado contigo por la calle, ibas en la que antes era la furgoneta de la empresa. Le has quitado los vinilos para que no te reconozcan, como es lógico. Pero yo te he visto de lejos. Tu también me has visto y te ha faltado tiempo para acelerar y alejarte del sitio lo más rápido posible. Suerte has tenido de que no estuviera cruzando ningún peatón ni nada por el estilo. Cada vez está más cerca el momento de cruzarme contigo y que no tengas a donde ir, entonces desearás no haber nacido. Desearás que se te trague la tierra, de la vergüenza que vas a pasar, por cabronazo que eres.
Han pasado unos cuantos meses, casi un año ya. A mi pobre abuela le sigues debiendo más de 4000€. A mi me debes varios meses, además de todas mis cosas personales que tenía en el local y que te llevaste al vaciarlo por completo.
¿Denuncias? Mi abuela, el banco, la gestoría, el banco, proveedores, la mútua, la seguridad social y por supuesto yo. Además de la próxima que interpondré en la Guardia Civil por suplantación de identidad. Eso de poner la luz de tu casa a mi nombre y que ahora figure una deuda en Endesa de casi 500€... Es la gota que colma el vaso. Sé que no voy a cobrar lo que me debes, pero sigo teniendo la esperanza de recuperar mis cosas, al menos eso.
Como también sé que no puedes salir del país por la cantidad de denuncias que tienes... Ya nos veremos la caras.
Yo mientras tanto me estoy encargando de que todo el mundo que me pregunta (y los que no me preguntan) sepa el plan en el que vas. Supongo que llegará el momento en el que no te fiarán ni un café, por cabronazo.
¡Ah! No sé si lo sabes, pero en el tiempo que estuve contigo tuve la oportunidad de hacerme con mucha información y trapos sucios sobre tu persona. Cosas que, llegado el momento, haré públicas.
Lástima que no des con una persona que te ponga en el sitio que te mereces, de la forma en que te mereces.
En fin... Me despido ya. Seguro que habrá cosas que me he dejado. Hablar de tus jugarretas daría para un libro y sus secuelas.
Espero que nos veamos, Más...
Mi vida ha cambiado en práctiamente todos los sentidos desde aquel momento en el que supe que ya había superado el cáncer y que ya sólo quedaba alguna prueba esporádica para comprobar que mi salud está hecha un roble.
